Antes que nada, mis cordiales saludos a la comunidad de #Hispaliterario y de #celfmagazine. Realizo esta introducción y saludo, ya que es la primera vez que escribo en esta comunidad y suelo hacerlo siempre que escribo por primera vez un comunidad, como una suerte de presentación.

Hoy participo en este reto de #Hispaliterario con un cuento infantil.

Mis mejores deseos para todos y feliz fin de semana.

Era el sábado, un día con mucho sol, cuando sonó el timbre de la casa, la madre de Susana estaba con ella en la cocina y se dirigió a abrir la puerta, mientras Susana ayudaba en el fregadero con la loza. Al abrir la puerta, vio a su cuñada, que vino a visitarla con los niños. Lo que hizo que la casa se llenara de alegría con todos los primos de Susana.

La cocina estaba llena de adultos cocinando, mientras los niños corrían y jugaban por toda la casa. En un momento, Susana se desapareció y sus primos la buscaron y la encontraron en su lugar favorito; la cocina, donde estaba viendo a su mamá y su tía preparar la comida.

A pesar de ser muy joven, a Susana le encantaba la cocina, y disfrutaba mucho de ayudar a su madre, en la preparación de las comidas.

Esa tarde, Susana estaba en la cocina con sus primos. Su tía les permitía jugar y divertirse en la cocina, mientras ella junto a Susana, preparaban una deliciosa torta de chocolate. La crema cruda de la torta era simplemente irresistible para los niños, y la tía no podía resistirse a darles una cucharada a cada uno.

Los niños se reían y disfrutaban cada momento en la cocina. Se imaginaban siendo grandes cocineros y cocineras, y por un rato, el mundo era un lugar mágico lleno de sabores y risas para ellos.

Pero pronto, la idea de hacer algo más que solo la torta comenzó a tomar forma en sus cabezas. "¿Qué tal si hacemos galletas de chocolate?", propuso una de las primas de Susana. La idea emocionó a todos, y pronto estaban buscando ingredientes y utensilios para empezar su nueva aventura culinaria.

Sin embargo, había un pequeño problema. Mario, el primo menor de Susana, que siempre tenía una forma de meterse en problemas y de molestar a su prima y sus hermanas. Y esta vez, no fue diferente ya que intentó sabotear los esfuerzos de Susana y sus primas por hacer las galletas.

Susana, decidida a no dejar que Mario arruinara su diversión, ideó un plan travieso. Tomó un poco de chocolate derretido y, con la ayuda de sus primas, untaron la cara de Mario con el chocolate. Mario, sorprendido y lleno de chocolate, no pudo evitar reírse de la ocurrencia.

La tía de los niños, al ver la travesura, se acercó con una sonrisa en el rostro y un trapo blanco de cocina en la mano. Comenzó a limpiar cuidadosamente la cara de Mario, pero algo inesperado sucedió. La cara de Mario, llena de chocolate, quedó marcada en el paño de cocina como si fuera un retrato.

Al ver esta inusual "obra maestra", Susana y sus primas no pudieron evitar reír a carcajadas. Le dijeron a su tía que el paño de cocina ahora parecía un cartel de "se busca" de los delincuentes de las películas de vaqueros que veían en la televisión.

Todos, incluido Mario, se unieron a las risas. Fue un día familiar lleno de alegría, juegos y, por supuesto, deliciosas galletas de chocolate. La marca de chocolate en el paño de cocina se convirtió en un recuerdo especial de ese día tan divertido y delicioso en la cocina, para todos ellos.

Gracias por leerme.