🇪🇸|🇬🇧 Todo tiene su tiempo • Everything has its time.

Voy a ser muy honesto contigo. No soy la persona más paciente del mundo, siempre he pensado que las cosas deberían pasar en el momento en que las planeo. Si me he esforzado, si he hecho lo correcto y si he puesto todo de mi parte, entonces debería tener resultados ¿cierto?.

Pero la vida no funciona así.

Seguro te ha pasado que quieres ese ascenso, pero no llega. Que llevas meses, o años, buscando una pareja, pero nada. Trabajas duro en tu emprendimiento, pero los clientes no aparecen.

Y mientras tanto, ves a otros alcanzando sus metas y te preguntas: ¿Por qué yo no? ¿Será que estoy haciendo algo mal?

Me hice esas preguntas muchas veces hasta que entendí algo que me cambió la perspectiva, no todo lo que queremos está listo cuando lo queremos. Y más importante aún, nosotros tampoco siempre estamos listos para lo que queremos.

Dios sabe mejor que nosotros cuándo es el momento perfecto.

Nosotros vivimos midiendo el tiempo en base a un calendario, a los 25 debo tener estabilidad económica, a los 30 tengo que estar casado o casada, a los 35 tengo que tener mi casa, y cuando esto no sucede así sentimos que hemos perdido el tiempo.

Pero aquí yo me pregunto ¿y si el tiempo no dependiera de nuestros planes, que pasaría? ¿y si hubiera un tiempo perfecto para cada cosa, aunque no lo podamos ver en el momento?

Piénsalo de esta manera, cuando preparas un café no puedes apurar a la cafetera, puedes tomar la decisión de impacientarte o cruzarte de brazos y suspirar, pero el café solo estará listo cuando termine de prepararse. Si lo sirves antes de tiempo sabrá mal y si lo dejas mas tiempo del necesario se quemará, el café necesita un tiempo exacto para quedar perfecto.

Muchas veces la vida funciona igual. Lo que esperas puede estar en proceso, pero necesita su tiempo para salir bien. Dios está trabajando detrás de escena, preparando todo para ti en el tiempo que Él ha determinado, no cuando lo pidas.

Hace un tiempo, pasé por una de esas etapas en las que sentía que todo estaba estancado. Yo hice mi parte, me esforcé, oré y clamé, pero nada avanzaba.

Hasta que alguien me dijo algo que me sacudió:

A veces la espera es una respuesta en sí misma.

Es decir, lo que yo quería no era imposible, solo que no era el momento. Y aquí es donde está el punto clave, o al menos así lo veo, si lo que quieres llega antes de tiempo, podría salir mal.

Dios, en su amor y sabiduría, permite que esperemos para prepararnos mejor para lo que Él tiene para nosotros.

A lo mejor querías esa relación pero aún no habías aprendido a manejar ciertos problemas emocionales, o querías ese ascenso pero aún no tenías la madurez para lidiar con la presión, o querías algo ahora mismo, pero había algo más que tenías que aprender.

Dios sabe lo que queremos, pero mejor aún es que Él sabe lo que necesitamos, por eso su plan es mucho más grande y siempre obra para nuestro bien.

Y esto lo encontramos en un versículo hermoso, que me aterriza cada vez que lo leo: "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora" (Eclesiastés 3:1).

No tienes que ser religioso para entenderlo, es simple, significa que hay procesos que no se pueden apurar, por ejemplo, si intentas sacar una mariposa del capullo antes de tiempo no podrá volar. Lo mismo pasa con nosotros, Dios tiene un tiempo perfecto para que todo suceda.

Ahora, lo curioso esta en que también pasa de manera contraria, hay momentos en los que creemos que todavía no estamos listos, pero “la vida nos empuja”.

Seguro conoces a alguien que tuvo que asumir un reto antes de lo que esperaba, por ejemplo, un padre o una madre primeriza que pensó que no estaban listos, un emprendedor que se lanzó al negocio sin estar 100% preparado o alguien que tuvo que tomar una decisión importante antes de sentirse seguro.

Esas son las oportunidades que llegan por el diseño de Dios, que nos invitan a confiar en Él incluso cuando creemos que no estamos listos. Si confías sabrás que esas oportunidades vienen en el momento justo y bajo su plan perfecto.

Entonces, ¿cómo aprendemos a confiar?

Llegamos al punto mas difícil de este tema, lo se, la incertidumbre es incómoda, lo he vivido en carne propia, pero te regalo algo que me ha servido en esos momentos, en vez de preguntarme ¿Por qué esto aun no ha pasado? intento preguntarme:

• ¿Qué necesito aprender antes de que esto llegue?

• ¿Estoy realmente listo para manejarlo o tenerlo?

• ¿Puede ser que haya algo mejor y aún no lo veo?

Porque he aprendido que muchas veces, cuando algo no pasa en nuestro tiempo, no es porque no vaya a suceder. Es porque tiene un momento perfecto en el que eso tendrá más sentido y servirá para un bien mayor.

Así que la próxima vez que sientas que todo se retrasa, lo mas probable es que no sea un “no”, probablemente solo sea un "espera, que aún te estás preparando".

Dios no llega tarde ni temprano; siempre llega en el momento justo, y cuando llegue, te darás cuenta de que valió la pena.