Hola querido hiver.

Esta es la primera vez que publico directamente en la comunidad de Worldmappin y me estreno con un post muy especial. Me ha costado muchísimo prepararlo porque el recorrido que te presento es la última excursión que hice con mi querido perrito Rocky, el cual falleció un par de semanas después de esta experiencia.

Nos encontramos en el Valle pirenaico de Ordino, perteneciente al Principado de Andorra. En anteriores publicaciones ya comenté que en este valle el hierro fue uno de sus motores económicos más importantes siglos atrás. Hoy quedan reminiscencias como las que se descubren en esta Ruta del Hierro.

Comenzamos junto a la entrada de la antigua mina, donde hay un pequeño estacionamiento. Aunque hemos dado este paseo varias veces nunca hemos entrado en la mina porque no permiten acceder a las mascotas.

Las señales nos indican que nos adentremos en el camino que hay a la derecha, allí nos recibirá el primer hito. En nuestro caso tuvimos que conformarnos con leer los carteles informativos. De ellos he sacado los datos que nombraré a lo largo del post.

La senda es ancha, sin demasiadas piedras sueltas y con pocas pendientes. Eso la convierte en un camino ideal para familias con niños. En verano lo recomendable es hacerlo por la mañana antes del mediodía para tener la mejor cobertura de sombra. Aunque estemos en la montaña, cuando hace calor aprieta de lo lindo y no hay fuentes de agua potable para calmar la sed.

Caminaremos paralelos al río Valira del Nord, un poco más altos que él pero su rumor y frescor nos acompañará casi todo el tiempo.

A nuestra izquierda se suceden rocas teñidas del óxido de hierro, musgos y raíces de los árboles del bosque y extensas praderas de hierba.

A la derecha, más allá del río quedan la carretera por la que accedimos, el pueblo de Llorts y montañas, siempre nos acompañan las montañas.

Aproveché este recorrido para tomar fotografías de las flores y plantas que no son habituales en mi zona. La que más me llamó la atención fue la flor del acónito común. Se trata de una planta muy tóxica, culpable de numerosos envenenamientos. Eso cuenta la Wikipedia, yo por supuesto no hice la prueba, jeje.

En un tramo donde el acceso al río es sencillo bajamos para refrescarnos un poco y para que el perrito bebiese agua. Si encuentras alguna piedra donde sentarte merece la pena estar allí unos minutos disfrutando de la quietud y serenidad que la corriente continua del agua facilita. Se me ponen los pelos de punta al recordarlo.

Una de las últimas fotos que tengo de Rocky. Ay... Volvamos al camino y continuemos hacia ese puente.

Como en todo buen cruce de caminos, encontramos señales que nos indican diferentes direcciones a seguir y las distancias aproximadas en tiempo. Siempre me pregunto quién calcula eso, porque cada uno tenemos nuestro ritmo caminando y nunca coinciden con mis experiencias.

Aquí me enteré de que existe un Camino Saludable de los Derechos Humanos que atraviesa el Principado de Andorra de sur a norte. Cada parada esta dedicada a uno de los artículos que conforman la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Síiii... abrí la ventanilla del otro poste... solo hay otro mapa. Y unos pasos más adelante una pequeña cascada que hacía mucho ruido y pocas nueces.

Ese enorme pedrusco en medio del río me recordó que la naturaleza puede ser peligrosa. Pero también es bella y nos regala momentos como el de ver volar a una mariposa.

Una señal nos indicará que a la izquierda tenemos algo interesante. Nos encontramos con este sorprendente conjunto de esculturas, formadas por rocas de diversos tipos y bronce que procede de los moldes de suelo urbano de varias ciudades del mundo.

Cada escultura que veremos de aquí en adelante tiene su correspondiente cartel informativo con el título de la obra y su autor, además de una breve descripción de su significado en palabras del propio artista y traducidas en varios idiomas.

En este caso es la Familia Jordino de Rachid Khimoune. Las esculturas representan a siete miembros de una misma familia que residen en ciudades dispersas por todo el mundo y que se reúnen cada año para celebrar juntos la Navidad.

Continuando por el sendero nos sale al encuentro un pequeño puente. En él hay dos hombres que empujan una roca.

La obra se llama Endless (Infinito) y es de Mark Brusse. El autor considera que el arte no es razonable y lo representa como ese intento de hacer rodar una piedra cuesta arriba.

Como puedes ver en la piedra clave del puente, parecía que estábamos ante los restos rehabilitados de una construcción antigua y resulta ser de factura moderna.

Pasamos junto al Gran carro de ferro i pic (Gran carro de hierro y pico), de Jordi Casamajor. Significa y representa la unión de los dos elementos que componen la metalurgia y la minería: el pico como portador de la fuerza para extraer el mineral y el carro como el esfuerzo del transporte y símbolo del camino en sí mismo.

Pasamos un merendero y a nuestra izquierda aparece una casa sin tejado , ni puertas, ni ventanas. Es la obra A casa da terra e do fogo (La casa de tierra y de fuego), de Alberto Carneiro. Está diseñada como un mandala. La casa está rodeada por un círculo de abedules y en su centro emerge el mineral de hierro transformado en material.

Aquí se guarda "la memoria futura de los hombres del Valle de Ordino que van en busca del hierro."

La siguiente obra es L´homme-de-fer-taupe-qui-chemine (El hombre de hierro topo que camina), de Guy de Rougemont. Simboliza al hombre que sale de las entrañas de la tierra como si fuera un topo, agotado de trabajar, para regresar a su hogar. Esta filigrana de hierro le guía por la senda y le protege del viento.

Alcanzamos la última obra, titulada Terra, ferro, aigua i foc (Tierra, hierro, agua y fuego), de Satoru Sato. Equipara la naturaleza salvaje de la montaña andorrana con el espíritu de los jardines japoneses, donde los elementos comulgan con el silencio.

Un círculo de bloques de piedra invitan a sentarse a contemplar el paisaje. Eso hice por unos minutos, para regresar sobre mis pasos dando por terminado el recorrido cultural.

Volví a pasar por las rocas oxidadas, vi de nuevo todas las esculturas, esta vez sin detenerme apenas porque el calor empezaba a apretar.

Me despedí del río hasta que volví a ver la señal que me indico por dónde empezar.

Hasta la próxima publicación. Mientras tanto, ¡cuídate!

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©️Copyright 2024 Paloma Peña Pérez. Todos los derechos reservados.

Hi, dear hiver.

This is the first time I publish directly in the Worldmappin community and I'm starting with a very special post. It took me a lot of time to prepare it because the route I'm presenting is the last hike I did with my beloved little dog Rocky, who passed away a couple of weeks after this experience.

We are in the Pyrenean valley of Ordino, belonging to the Principality of Andorra. In previous publications I have already mentioned that iron was one of the most important economic engines in this valley centuries ago. Today there are still reminiscences such as those that can be discovered on this Iron Route.

We start next to the entrance to the old mine, where there is a small car park. Although we have been on this walk several times, we have never entered the mine because pets are not allowed.

The signs tell us to take the path to the right, where we will be greeted by the first milestone. In our case we had to make do with reading the information signs. From them I have taken the information that I will mention in this post.

The path is wide, without too many loose stones and with few slopes. This makes it ideal for families with children. In summer it is advisable to do it in the morning before midday to get the best shade. Although we are in the mountains, when it is hot it gets very hot and there are no drinking water fountains to quench our thirst.

We will walk parallel to the river Valira del Nord, a little higher than it, but its murmur and freshness will accompany us almost all the time.

To our left, we can see rocks stained with iron oxide, mosses and roots of the trees of the forest and extensive grassy meadows.

To the right, beyond the river, there is the road we came along, the village of Llorts and the mountains, the mountains are always with us.

I took advantage of this route to take photographs of the flowers and plants that are not common in my area. The one that caught my attention the most was the flower of the common aconite. It is a very toxic plant, guilty of numerous poisonings. That's what Wikipedia says, but of course I didn't try it, hehe.

In a section where the access to the river is easy, we went down to cool off a bit and for the dog to drink some water. If you can find a stone to sit on, it is worth spending a few minutes there, enjoying the stillness and serenity that the continuous flow of the water provides. It makes my hair stand on end remembering it.

One of the last pictures I have of Rocky. Oh... Let's get back on the road and continue towards that bridge.

As in all good crossroads, we find signs indicating different directions to follow and the approximate distances in time. I always wonder who calculates that, because we each have our own walking pace and they never coincide with my experiences.

Here I learned that there is a Healthy Path of Human Rights that crosses the Principality of Andorra from south to north. Each stop is dedicated to one of the articles that make up the United Nations Universal Declaration of Human Rights.

Yessssss... I opened the window of the other post... there is only another map. And a few steps further on a small waterfall that made much ado about nothing.

That huge boulder in the middle of the river reminded me that nature can be dangerous. But it is also beautiful and gives us moments like watching a butterfly fly.

A signpost indicates that there is something interesting on the left. We come across this surprising set of sculptures, made up of rocks of various types and bronze from the urban ground moulds of various cities around the world.

Each sculpture that we will see from here on has its corresponding informative sign with the title of the work and its author, as well as a brief description of its meaning in the artist's own words and translated into several languages.

In this case it is Rachid Khimoune's Jordino Family. The sculptures represent seven members of the same family who live in cities scattered around the world and who meet every year to celebrate Christmas together.

Continuing along the path, we come to a small bridge. On the bridge there are two men pushing a rock.

The work is called Endless and is by Mark Brusse. The author considers art to be unreasonable and depicts it as this attempt to roll a stone uphill.

As you can see in the keystone of the bridge, it looked like the restored remains of an ancient construction, but it turns out to be a modern one.

We pass by the Gran carro de ferro i pic (Great iron and pick cart), by Jordi Casamajor. It signifies and represents the union of the two elements that make up metallurgy and mining: the pickaxe as the carrier of the power to extract the mineral and the cart as the effort of transport and symbol of the road itself.

We pass a picnic area and on our left we see a house with no roof, doors or windows. It is the work A casa da terra e do fogo (The house of earth and fire), by Alberto Carneiro. It is designed as a mandala. The house is surrounded by a circle of birch trees and in its centre emerges the iron ore transformed into material.

Here is kept ‘the future memory of the men of the Ordino Valley who go in search of iron’.

The next work is L'homme-de-fer-taupe-qui-chemine (The walking mole-iron man), by Guy de Rougemont. It symbolises the man who emerges from the bowels of the earth like a mole, exhausted from work, to return home. This iron filigree guides him along the path and protects him from the wind.

We reach the last work, entitled Terra, ferro, aigua i foc (Earth, iron, water and fire), by Satoru Sato. He equates the wild nature of the Andorran mountains with the spirit of Japanese gardens, where the elements commune with silence.

A circle of stone blocks invites you to sit and contemplate the landscape. That's what I did for a few minutes, to retrace my steps and end the cultural tour.

I walked back past the rusty rocks, saw all the sculptures again, this time without stopping because the heat was getting too hot.

I said goodbye to the river until I saw again the sign indicating where to start.

Until the next post. In the meantime, take care!

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