Pront: Resaca monstruosa.

Cuando uno llega a la adolescencia y en ocasiones, en edades un poco más tempranas, uno se enfrenta con los vicios. Estos abundan en el liceo, y en la mayoría de los casos, nos han hablado tan mal de ellos, que más bien, en vez de alejarnos, nos crean una enorme curiosidad y ansias de probarlos.

Pero en mi caso, cuando entré al liceo, los viejos me sentaron y me dieron una cátedra, de todas las posibles situaciones que me podría encontrar, y me hablaron del cigarrillo, las drogas, la bebida y, me enseñaron a enfrentarme al miedo y al abuso de las pandillas y de los estudiantes más grandes.

Siempre me enseñaron a no dejarme someter por los demás, y eso me llevó también a defender a compañeros y compañeras, más débiles a nivel físico y emocional. De hecho, de ahí viene mi apodo. Me decían el oso, ya que practicaba lucha olímpica, y siempre terminaba haciendo llorar o lastimando a los agresores, ya fuese con él abraso del oso, presionando su esternón, hasta hacerlos rendirse, o haciéndoles un suplex, o alguna otra llave.

Eso me hizo muy popular, con los muchachos y muchachas más frágiles, y ellos casi siempre eran los más inteligentes e interesantes del salón a nivel de estudios y de intereses. Y recuerdo que un día, hicimos una fiesta en la casa de una amiga. Y el papá, en plana reunión, nos llevó un par de cajas de cervezas y dos botellas de ron.

Ahí, comenzamos a beber, comer y seguir bebiendo. Yo llegué un momento, en que me sentía muy bien, pero después de unas horas, no valía un céntimo, al igual que mis amigos. Y recuerdo, que terminamos todos dormidos en la sala, con una soberana pea.

Al día siguiente, cuando nos levantamos, todos, teníamos una resaca monstruosa, y me di cuenta de que no estaba solo con el malestar, cuando vi a una amiga, ir gateando hacia al baño porque no se podía levantar sin marearse.

Después, la mamá de la cumpleañera, nos preparó un sancocho de pescado, y recuerdo que después de que comimos, nos sentamos un rato en la sala a conversar y de paso llamamos a nuestros padres. Y lo sé que después nos quedamos dormidos todos, unos al lado del otro.

Y yo recuerdo, que pasé unos tres días con el malestar, y esa fue la primera de las 3 resacas monstruosas, que recuerdo en mi vida. Después de eso aprendí a beber de manera moderada y solo a nivel social.

Muchas gracias, por leerme.

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Pront: Monstrous hangover.

When one reaches adolescence and sometimes, at a slightly earlier age, one is faced with vices. These abound in the lyceum, and in most cases, they have told us so bad about them, that rather, instead of driving us away, they create an enormous curiosity and eagerness to try them.

But in my case, when I entered the lyceum, the old people sat me down and gave me a lecture, about all the possible situations that I could encounter, and they told me about cigarettes, drugs, drinking and, they taught me to face the fear and abuse of gangs and older students.

I was always taught not to let myself be subjected by others, and that also led me to defend my classmates, who are physically and emotionally weaker. In fact, that's where my nickname comes from. They called me the bear, since I practiced Olympic wrestling, and I always ended up making the aggressors cry or hurting them, whether it was with him burning the bear, pressing his sternum, making them surrender, or making them a suplex, or some other key.

That made me very popular, with the most fragile boys and girls, and they were almost always the most intelligent and interesting in the room at the level of studies and interests. And I remember one day, we had a party at a friend's house. And the dad, in a flat meeting, brought us a couple of cases of beers and two bottles of rum.

There, we started drinking, eating and keep drinking. I came to a point, when I felt really good, but after a few hours, I wasn't worth a penny, just like my friends. And I remember, we all ended up asleep in the living room, with a sovereign pea.

The next day, when we got up, we all had a monstrous hangover, and I realized that I was not alone with the discomfort, when I saw a friend, crawling to the bathroom because she could not get up without getting dizzy.

Then, the birthday girl's mom made us a fish stew, and I remember that after we ate, we sat in the living room for a while to talk and incidentally we called our parents. And I know that afterwards we all fell asleep, side by side.

And I remember, I spent about three days with the malaise, and that was the first of the 3 monstrous hangovers, that I remember in my life. After that I learned to drink moderately and only on a social level.

Thank you very much, for reading me.

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