Escaping from a golden cage - Escapando de una jaula de oro.

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Escaping from a golden cage

And there I was with my solitude, I was finally free, and I felt I could breathe. He was thousands of miles away, he couldn’t find me here. That last fight was exactly what I needed to leave him. After all the fights, screaming, and complaining, I just had enough.
He thought he could silence me with expensive gifts and that golden cage he called “home”. I couldn’t believe I was trapped in that lie. Since he sold his company, he thought he is the king of the world. What an old cliché, a Latin woman and her older American man.

But then I was free… I bet he didn’t realize I left. He actually thought I was a stupid uneducated woman, I was just pretending. I learned everything I needed from him; I had my money and my businesses.

There, in that blue ocean paradise, with tall coconut trees and tropical music playing everywhere, I was invisible, I blended with the rest. I planned my escape for over a year.

I had to admit, I was kinda impressed with myself, the whole going away to visit my mother was so easy and yet simple.

Finally, peace and tranquility. The breeze, the sun, and the ocean were the perfect rewards for all those years of drama.

I had a bag full of books, and they were going to be the only people I was going to interact with.

Then, a knock on the door distracted me from keep enjoying the beautiful view. I thought it was room service.
I yelled: Come in. — The biggest mistake of my life, well, the second one. The first one was marrying him.

He entered the room like he owned the place. He walked straight to me. I was paralyzed, couldn’t move, I think I even stopped breathing.

He grabbed me by my waist, pulled me to him, and kissed me on the cheek… I was cold as ice, shaking. He looked me in the eyes, there was death in them. He gave me a smirk of a smile and said: Don’t you ever dare to escape again from my golden cage, little bird.

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Escapando de una jaula de oro

Y allí estaba con mi soledad, finalmente era libre y sentía que podía respirar.
Estaba a miles de kilómetros de distancia, él no podía encontrarme allí. Esa última pelea fue exactamente lo que necesitaba para dejarlo. Después de todas las peleas, gritos y quejas, tuve suficiente. Pensó que podía silenciarme con regalos caros y esa jaula dorada que llamaba “hogar”.
No podía creer que estuviera atrapada en esa mentira. Desde que vendió su compañía, pensaba que era el rey del mundo. Qué cliché de mierda, una mujer latina y un hombre americano mayor.

Entonces era libre, apuesto a que todavía no se había dado cuenta de que me había ido. En realidad pensaba que era una mujer estúpida, sin educación, solo estaba fingiendo. Aprendí todo lo que necesitaba de él; tenía mi dinero y mis negocios.

Allí, en ese paraíso de océano azul, con altos cocoteros y música tropical sonando por todas partes, yo era invisible, me mezclaba con el resto. Planeé mi escape por más de un año.
Tengo que admitir que estaba un poco impresionada conmigo misma, toda la mentira de irme de viaje para visitar a mi madre fue muy fácil y simple.

Finalmente, paz y tranquilidad. La brisa, el sol y el océano fueron las recompensas perfectas para todos esos años de drama. Tenía una bolsa llena de libros, y ellos iban a ser las únicas personas con las que iba a interactuar.

Luego, un golpe en la puerta me distrajo de seguir disfrutando de la hermosa vista. Pensé que era servicio de habitaciones. Grité: Puede pasar. — El mayor error de mi vida, bueno, el segundo, el primero fue casarse con él.

Entró en la habitación como si fuera el dueño de todo el lugar. Caminó directamente hacia mí. Estaba paralizada, no podía moverme, creo que dejé de respirar. Me agarró por la cintura, me acercó a él y me besó en la mejilla, estaba fría como el hielo, temblando. Me miró a los ojos, había muerte en ellos. Sonrió y me dijo: No te atrevas a escapar de nuevo de mi jaula dorada, pajarito.


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