Hola querido hiver.

Te he contado ya cómo fueron mis visitas al Castillo de Peñíscola y a su Parque de Artillería. Hoy te enseño el recorrido que deben seguir los turistas para alcanzar esos lugares.

Lo normal es acceder desde la zona portuaria, ya que es donde encontramos plaza de aparcamiento con mas facilidad. En los días en que visité Peñíscola tuvimos suerte de que el aparcamiento era gratuito, pero si vas en temporada alta hay que pagar. El instinto te lleva a esta plaza, donde nos recibe el escudo de la localidad junto a un ancla que representa su historia marinera.

A la derecha nos acompaña la muralla renacentista, muy bien conservada. Lo único llamativo en esta parte es una fuente sobre la que unas losas grabadas confirman que esta parte de la fortificación se construyó bajo el reinado de Felipe II.

Hasta aquí todo era llano. A partir de esas escaleras empieza la aventura y el paseo cuesta arriba. ¡Prepara esas piernas!

Una vez subimos el último escalón nos encontramos con la empinada rampa que ves en la portada. En esta foto ya la hemos recorrido en su primera mitad.

Nuestro esfuerzo tiene premio. Nos hemos elevado lo suficiente como para ver el mar y su horizonte en la parte sur. El puesto de guardia que ves a la izquierda tenía una localización perfecta para divisar a los posibles atacantes por ese lado.

Este es el Portal Fosc, cuya entrada en curva favorecía su defensa y en la actualidad complica las maniobras. Ten cuidado porque por ahí salen vehículos de vez en cuando. El acceso rodado está limitado a los habitantes y a las mercancías de los negocios.

Un detalle de la puerta, que mantiene la lámina de metal que la blinda.

En Peñíscola todos los caminos llevan al castillo, jaja. ¡Es imposible perderse!

Ahora sí podemos decir que hemos llegado a la entrada de la localidad. Nos encontramos en una pequeña explanada donde están las antiguas escuelas. No tiene mucho interés, solo eran unos huecos vacíos y cerrados con rejas. Pero las vistas desde allí anuncian que lo pasaremos bien si seguimos explorando hacia arriba.

El litoral en su parte norte...

... hasta donde llega la vista y el perfil de la costa.

Subiendo por la empinada calle llegaremos a una plaza que aloja diversos negocios dirigidos al turismo, como prácticamente todo lo que queda dentro de las murallas. Aquí destaca la Iglesia de la Ermitana, un pequeño templo que se puede visitar aunque no tiene mucho de interés en su interior. Si visitas mi publicación sobre el Castillo podrás ver el campanario y el tejado desde arriba.

Una de las calles que salen o llegan de la plaza. Las casas encaladas con pequeños balcones adornados por plantas son muy parecidas y típicas de la costa mediterránea.

Aquí en lugar de una pendiente encontramos escaleras. ¿Qué prefieres tú?

Atravesando la plaza nos encontraremos bajo la atenta mirada de la estatua de Benedicto XIII, el Papa Luna, quien nos da su bendición. Es la señal de que hemos llegado a nuestro destino, las puertas de su castillo.

Pese a que el andamiaje del fondo no ayudaba a que las fotos quedasen bonitas, me gusta mucho este retrato. El de un hombre que murió recluido y con el sentimiento de haber sido traicionado por aquellos en los que confiaba. Aferrado a un trono papal que nada valía.

Hasta la próxima publicación. Mientras tanto, ¡cuídate!

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©️Copyright 2024 Paloma Peña Pérez. Todos los derechos reservados.

Hi, dear hiver.

I have already told you about my visits to Peñíscola Castle and its Parque de Artillería. Today I show you the route that tourists must follow to reach these places.

The normal access is from the port area, as this is where it is easiest to find a parking space. On the days I visited Peñíscola we were lucky that the parking was free, but if you go in high season you have to pay. Instinct takes you to this square, where you are greeted by the town's coat of arms next to an anchor that represents its seafaring history.

To the right we are accompanied by the Renaissance wall, very well preserved. The only striking feature in this part is a fountain over which engraved slabs confirm that this part of the fortification was built during the reign of Philip II.

Up to this point, everything was flat. From these stairs the adventure begins and the walk uphill. Get those legs ready!

Once we climbed the last step we came across the steep ramp you see on the cover. In this photo we have already covered the first half of it.

Our effort has been rewarded. We have risen high enough to see the sea and its horizon on the south side. The guard post you see on the left was perfectly placed to spot possible attackers on that side.

This is the Fosc Gateway, whose curved entrance used to favour its defence and now complicates manoeuvring. Be careful because vehicles occasionally emerge from here. Road access is limited to residents and business goods.

A detail of the gate, which still has the metal sheet that protects it.

In Peñíscola all roads lead to the castle, haha, it's impossible to get lost!

Now we can say that we have arrived at the entrance to the town. We find ourselves in a small esplanade where the old schools are. It is not very interesting, they were only empty and closed with bars. But the views from there announce that we will have a good time if we continue exploring upwards.

The coastline in its northern part...

... as far as the eye can see and the profile of the coastline.

Going up the steep street we arrive at a square that houses various businesses aimed at tourism, like practically everything that remains within the walls. Here the Church of the Ermitana stands out, a small temple that can be visited although it does not have much of interest inside. If you visit my post on the Castle you can see the bell tower and roof from above.

One of the streets leading to or from the square. The whitewashed houses with small balconies adorned with plants are very similar and typical of the Mediterranean coast.

Here instead of a slope we find stairs. What do you prefer?

Crossing the square we find ourselves under the watchful eye of the statue of Benedict XIII, Pope Luna, who gives us his blessing. It is the sign that we have arrived at our destination, the gates of his castle.

Although the scaffolding in the background did not help to make the photos look nice, I like this portrait very much. That of a man who died in seclusion and with the feeling of having been betrayed by those he trusted. Clinging to a papal throne that was worthless.

Until the next post. In the meantime, take care!

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