Querer dejar de pensar en algo y no poder hacerlo | Psicología [ESP-ENG]

ESPAÑOL

Hay momentos en los que un pensamiento nos abruma hasta tal punto que deseamos "arrancarlo" de nuestra mente, no volver a pensar más en él. Puede ocurrirnos cuando intentamos descansar por la noche, cuando nos viene de la nada un pensamiento ansioso, cuando queremos mejorar nuestro estado de ánimo o concentrarnos plenamente en una actividad.

La mayoría del tiempo lo logramos, incluso sin darnos cuenta. Terminamos quedándonos dormidos, nuestro cerebro se distrae con otra cosa o simplemente mejora nuestro humor. Sin embargo, en ocasiones, no lo logramos y es como si de alguna forma no pudiésemos dejar de pensar en algo, aunque hagamos nuestro mayor esfuerzo. ¿Alguna vez te ha pasado? Quizás te preguntes por qué ocurre esto.

Hay una explicación psicológica para este fenómeno. Daniel Wegner propuso la Teoría de Los Procesos Irónicos. Lo explicaré de una forma sencilla a continuación:

La teoría de los Procesos Irónicos plantea que el “control mental” depende en gran medida de nuestra capacidad mental. Cuando la capacidad se reduce debido a cansancio, presión, distracciones o carga elevada por diferentes procesos mentales, ocurre el efecto contrario al que estábamos buscando, denominado esto, efecto irónico. Así pues, el deseo de estar relajados se convierte en ansiedad, el intento por interesarnos en una actividad termina resultando en un aburrimiento, incluso, el anhelo por tener pensamientos alegres termina trayéndonos pensamientos que nos conducen a la tristeza.

Entenderemos mejor los efectos irónicos al comprender cuáles son los procesos que nos permiten el control mental. El control mental consta de dos procesos que trabajan para obtener el estado mental deseado:

1.- Proceso operativo intencional: Busca los contenidos mentales asociados al estado deseado. Es guiado conscientemente.
2.- Proceso de control: Busca los contenidos no asociados al estado deseado. Es guiado inconscientemente, autónomo. Regula si el proceso operativo se dará o no, y en qué momento.

Es necesario que interactúen ambos procesos para que se de satisfactoriamente el “control mental”. Si el monitor identifica fallos en el proceso de control se reiniciará el proceso operativo. Esa “revisión” de los fallos hace más sensible a la mente a las condiciones no deseadas, y, cuando la capacidad mental está disminuida por las condiciones que mencioné anteriormente, el proceso operativo no funciona adecuadamente y, por el contrario, los datos proporcionados por el proceso de control terminan resultando en un fallo, o un proceso irónico.Es decir, pensar, sentir, hacer o decir precisamente aquello que no queríamos.

Pensemos en un ejemplo. Después de un largo día de trabajo, realizar informes y hacer una diligencia en el banco, llegamos a casa, nos acostamos e intentamos hacer todo lo posible para relajarnos. En nuestra mente, el proceso operativo inicia la búsqueda de un paisaje tranquilo, una imagen agradable. El proceso de control, por su parte, está trabajando en todas aquellas situaciones no asociadas al estado deseado: ese mal comentario que dijo un cliente, la factura que se vence mañana y los platos sucios en el fregadero. Estamos tan cansados que nuestro proceso operativo es ineficiente, y el objetivo inicial se distorsiona, vienen a nuestra mente pensamientos que no se corresponden al estado deseado, terminamos más estresados y ansiosos de lo que estábamos anteriormente. Ha ocurrido exactamente lo contrario a lo que esperábamos. Se ha dado un Proceso Irónico.

Al descansar, disminuir la presión/carga cognitiva o suprimir los elementos distractores, el sistema operativo trabaja eficientemente y es el que nos permite ejercer nuestras funciones diarias. En determinados cuadros psicopatológicos, los pensamientos no deseados son la norma y, en esos casos, intentar eliminarlos no será la mejor estrategia. En esas circunstancias es recomendable iniciar un proceso de psicoterapéutico.

Revisión Bibliográfica:
Wegner, D.M. (1994). «Ironic processes of mental control». Psychological Review. https://doi.org/10.1037/0033-295X.101.1.34

---

ENGLISH.

There are times when a thought overwhelms us to such an extent that we want to "tear it out" of our mind, not to think about it anymore. It can happen to us when we try to rest at night, when an anxious thought comes to us out of nowhere, when we want to improve our mood or concentrate fully on an activity.

Most of the time we succeed, even without realizing it. We end up falling asleep, our brain is distracted by something else or our mood simply improves. However, sometimes, we don't make it and it's as if somehow we can't stop thinking about something, even if we do our best. Has this ever happened to you? You may wonder why this happens.

There is a psychological explanation for this phenomenon. Daniel Wegner proposed the Theory of Ironic Processes. I will explain it in a simple way below:

The Ironic Processes Theory posits that "mind control" depends largely on our mental capacity. When the capacity is reduced due to tiredness, pressure, distractions or high load by different mental processes, the opposite effect to the one we were looking for occurs, called this, ironic effect. Thus, the desire to be relaxed turns into anxiety, the attempt to be interested in an activity ends up resulting in boredom, even the longing to have happy thoughts ends up bringing us thoughts that lead us to sadness.

We will better understand the ironic effects by understanding what are the processes that enable mind control. The mental control consists of two processes that work to obtain the desired mental state:

1.- Intentional operative process: it seeks the mental contents associated with the desired state. It is consciously guided.
2.- Control process: Seeks the contents not associated with the desired state. It is unconsciously guided, autonomous. It regulates whether the operative process will occur or not, and at what moment.

It is necessary for both processes to interact in order for the "mental control" to be successful. If the monitor identifies failures in the control process, the operative process will be restarted. That "review" of the failures makes the mind more sensitive to unwanted conditions, and, when the mental capacity is diminished by the conditions I mentioned above, the operative process does not work properly and, on the contrary, the data provided by the control process end up resulting in a failure, or an ironic process.** That is, thinking, feeling, doing or saying precisely that which we did not want.** Let's think of an example.

Let's think of an example. After a long day of work, making reports and running an errand at the bank, we get home, go to bed and try our best to relax. In our mind, the operative process initiates the search for a peaceful landscape, a pleasant image. The control process, on the other hand, is working on all those situations not associated with the desired state: that bad remark a customer said, the bill that is due tomorrow and the dirty dishes in the sink. We are so tired that our operating process is inefficient, and the initial objective is distorted, thoughts come to our mind that do not correspond to the desired state, we end up more stressed and anxious than we were before. The exact opposite of what we expected has occurred. An Ironic Process has occurred.

By resting, decreasing the cognitive pressure/load or suppressing the distracting elements, the operating system works efficiently and it is the one that allows us to perform our daily functions. In certain psychopathological conditions, unwanted thoughts are the norm and, in those cases, trying to eliminate them will not be the best strategy. In those circumstances it is advisable to initiate a psychotherapeutic process.

Bibliographic review:
Wegner, D.M. (1994). "Ironic processes of mental control". Psychological Review. https://doi.org/10.1037/0033-295X.101.1.34