The flood (La inundación) [EN/ES]

“Mama, don't leave me alone.” Bobby watched in fear as she walked away. At that moment, a big wave was approaching the shore. The boy was still screaming in desperation. “Mommy! Mommy!” The woman had vanished into thin air.

The wave furiously approached, and Bobby began to run to try to save himself, but all was fruitless and the wave began to devour the beach. The salty waters taking over what was once dry land.

Bobby's little legs were running non-stop along the sandy beach. Meanwhile the big wave continued to close the distance to the boy, who was running desperately, tears streaming down his innocent face.

The people around him screamed in despair and further back the lifeless bodies were swept away by the giant wave. The destruction left by the water was an apocalypse of debris, panic and terrified screams. The wave continued to sweep over the land that was not their domain, but which claimed them for a time.

That wave was like a scourge from the gods to those who were having a wonderful day. A terrible practical joke, which had made people live a hellish moment. No one would forget that horrible day, where the sea reclaimed something that belonged to it, for just a few moments.

The boy kept running through that island that was being destroyed by the abysmal force of millions of men. The child turned from time to time with the remote illusion that he could escape from that terrible punishment, in the air a single sob could be heard along with the words. “Mommy, help me.”

Time seemed to have stopped at that moment, and the recollections of those passages of memory, took that instant with flashes of experiences. Many thought it was their imminent end and said goodbye to life, each one in their own way.

While each one lived his tragedy in this catastrophe, the child continued to run without stopping and his executioner followed him, tireless, unstoppable, powerful. The boy's body wanted to give up, his strength was exhausted and what he could not avoid, reached him.

Bobby stopped, looked around him and with the terrible panic reflected in his eyes, he looked at that giant monster turned into a giant salty wave. He stopped fighting the inevitable and lowered his arms.

In his eyes was reflected that wave that seemed like an implacable judge, ending the lives of many, in a perverse and deadly sentence. Bobby kept looking at that wave, and tears began to surround his round cheeks.

Then he thought of his beloved mother, memories of that wonderful woman in his life and all the moments they had spent together. Without a doubt, she was what he would miss most about that fleeting world, which was seconds away from ending for him.

At that moment, he heard something in the distance. A voice he knew very well. “Bobby, Bobby. Don't be afraid. I'm here to help you.”

“Mommy, Mommy, where are you?“ A ghostly figure appeared before the boy.

”I'm here, my child.“ His mother smiled warmly, which made him feel at peace.

”Are you dead?” The boy opened his eyes wide.

The ghostly figure stretched out her arms toward the boy. Bobby also raised his arms and smiled. Inexplicably, he felt enormous happiness.

“Come, my child, it's time, it's time.” The wave was rapidly approaching the boy.

Bobby continued to extend his arms, smiling placidly. The threatening wave was about to cover the boy with all its destructive force, and Bobby could only say one thing before... “Mommy!”

“Wake up, son, it looks like you had a nightmare.” The mother shook the boy insistently. ‘You're safe at home, don't worry.’

Bobby opened his eyes and sat up with a start, then hugged his mother tightly. ”Mommy, Mommy, I dreamed that a wave was going to catch me.”

“Oh, my boy. It's over now. You see what happens when you eat too much before bed. You should stop being such a glutton. Haha.“ His mother kissed her son on the forehead. "Now get dressed, have breakfast, and let's go to the beach for a while. The sun is beautiful."

”Okay, Mom.” The boy got up quickly. Mother and son went to the beach to enjoy the sun and the sea.

“Attention, attention. A major earthquake has struck a Caribbean island, completely destroying it. There is a warning of a tsunami approaching the coast. Everyone is advised to exercise caution.” The news announced the catastrophe.

"Mommyyy!”

«Mama, no me dejes solo». Bobby asustado miraba como ella se alejaba. En ese momento, una gran ola se acercaba a la costa. El niño seguía gritando desesperado. «¡Mami! ¡Mami!». La mujer se había desvanecido en el aire.

La ola con furia se acercaba, y Bobby empezó a correr para tratar de salvarse, pero todo era infructuoso y la ola empezó a devorase la playa, las aguas saladas se apoderaban de lo que en un momento era tierra seca.

Las pequeñas piernas de Bobby corrían sin parar por la playa arenosa. En tanto la gran ola seguía acortado distancia con el niño, quien corría desesperado, y las lágrimas recorrían el rostro inocente.

La gente a su alrededor gritaba desesperada y más atrás los cuerpos sin vidas iban arrastrados por la gigante ola. La destrucción que dejaba el agua era un apocalipsis de escombros, pánico y gritos despavoridos. La ola seguía recorriendo el terreno que no eran sus dominios, pero que los reclamaba por un tiempo.

Aquella ola era como un azote de los dioses a aquellos que pasaban un día maravilloso. Una terrible broma pesada, que habían hecho a las personas vivir un momento infernal. Nadie olvidaría aquel horrible día, donde el mar reclamó algo que le pertenecía, por tan solo unos momentos.

El niño seguía corriendo por aquella isla que estaba siendo destruida por la fuerza abismal de millones de hombres. El niño volteaba de vez en cuando con la ilusión remota que podría escapar de aquel terrible castigo, en el aire se escuchaba un solo sollozo junto con las palabras. «Mami, ayúdame».

El tiempo parecía haberse detenido en ese momento, y los recuerdos de aquellos pasajes de la memoria, se tomaban ese instante con flashes de experiencias. Muchos pensaron que era su final inminente y se despedían de la vida cada quien a su manera.

Mientras cada uno vivía su tragedia en esta catástrofe, el niño seguía corriendo sin parar y su verdugo lo seguía, incansable, indetenible, poderoso. El cuerpo del niño quería rendirse, sus fuerzas se habían agotado y aquello que no podía evitar, lo alcanzaba.

Bobby se detuvo, miró a su alrededor y con el terrible pánico reflejado en sus ojos, miró a ese gigante monstruo convertido en un una ola gigante salada. Dejó de seguir luchando ante lo inevitable y bajó los brazos.

En sus ojos se reflejaba aquella ola que parecía un juez implacable, terminando con la vida de muchos, en una sentencia perversa y mortal. Bobby seguía mirando aquella ola, y las lágrimas empezaron a rodear sus mejillas redondas.

Luego pensó en su querida madre, los recuerdos de aquella mujer grandiosa en su vida y todos los momentos que pasaron juntos. Sin dudas era lo que más iba a extrañar de aquel mundo efímero, que estaba a segundos de acabarse para él.

En ese momento, algo sonaba a lo lejos. Una voz que conocía muy bien. «Bobby, Bobby. No temas. Vengo a ayudarte».

«Mami, mami, ¿dónde estás?». Una figura espectral se presentó ante el niño.

«Aquí estoy, mi niño». La madre mostraba una sonrisa cálida, que lo hizo sentir paz.

«Acaso, ¿estás muerta?». El niño abrió los ojos al máximo de sus cuencas.

La figura espectral estiraba los brazos hacia donde estaba el niño. Bobby también levantó sus brazos y sonrió. Inexplicable sintió una felicidad enorme.

«Ven, mi niño ya es hora, ya es hora». La ola de acercaba rápidamente hacia el niño.

Bobby seguía extendiendo los brazos, sonriendo plácidamente. La ola amenazante iba a cubrir al niño con toda su fuerza destructiva y Bobby solo pudo decir algo antes de... «¡Mami!».

«Despierta, hijo, parece que tuviste una pesadilla». La madre movía al chico insistentemente. «Estas en casa a salvo, no te preocupes».

Bobby abría los ojos y se levantó sobresaltado, luego abrazó con fuerza a su madre. «Mami, mami, soñé que había una ola me iba a atrapar».

«Oh, mi niño. Ya pasó. Ya ves lo que pasa por comer demasiado antes de dormir. Deberás dejar de ser tan glotón. Jaja». La madre daba un beso a su hijo en la frente. «Ahora vístete, a desayunar y vamos un rato a la playa. El sol esta hermoso».

«Ok, mami». El niño se levantaba rápidamente. Madre e hijo se iban a la playa a disfrutar del sol y el mar.

«Atención, atención. Un gran terremoto ha sacudido una isla del Caribe destruyéndola por completo. Hay advertencia de un maremoto que se acerca a las costas. Se recomienda a todos tener precaución». Las noticias anunciaban la catástrofe.

«¡Mami!».