Monthly Prompts | She was... (Ella fue...) [EN/ES]

On a summer day she came, like a cool breeze to my hurting soul. A refreshment to my tired and aging body. She landed on me with her vibrant enthusiasm and desire to love.

She was the one who rejuvenated my heart, which no longer throbbed with emotion but to survive. She caressed every fiber of the throbbing engine with her love and care.

She was the one who, from her eyes full of life and joy, injected into my heavy existence a new vision of the world, more hopeful, more optimistic and full of love.

The moment my fingers touched her soft cinnamon-toned epidermis, I was no longer master of my destiny. I was at the mercy of the storm of her passion and the overwhelming fire of kisses.

She was the one who put in me, a fixed need to swim in her currents, to drown in her sweet liquid of tenderness and cheesiness that were blooming in my apparent heart of stone.

She molded my hope of love with every smile, mischief and fresh air of youth. A medicine that reached right to the soul, that rose like Jesus on the third day and soared to the heavens of true happiness.

Little by little it dented my resistance to the irresistible. I was transformed into a little bird, who sang of love to the sound of the voice of the one who was my owner and who held me in her palm, like a prisoner, without escape, without the need to fly, if not with her.

She was that like a lucky charm, she came to change everything, from the ratified foundations, to the desires to love and be loved. I never thought that this habit would become a way of living, extending the taste of existence, beyond tiredness, beyond life.

She was like a hundred birds flying, in a dark sky, with gray clouds, laden with salty laments. The sun of your love stretches through sentimental infinity, almost of eons, almost of kisses held in time.

I thank a bleeding God, for having turned this rebellious wolf, into a peaceful sheep with a look full of illusions and dreams, dreams of realities with more faith and hope, in a parsimonious reality and that is killing little by little the discouraged spirit.

She is... She was... She will continue to be a being that inhabits with her warm gaze the equinox of my life and the extinguished end of my next future.

She is... She was... She will continue to be that wisdom of love that came like a storm of feelings into my life, to change it, to make it more livable, kinder, more sublime.

That portrait of your presence, sitting on that cedar bench, and a fan of love moving to the sway of your joy, will be my record written in every fiber of my being, in every algorithm of the DNA of the essence that founded my humanity, before the abject eyes of life.

She was that breath of life that danced on my lips with her raspberry essence. Who gave life to fairy tales. Who meant a dose of joy in a tired heart. Who lifted me from a posthumous sepulchral bed, towards the resurrection of a life in the beauty of love.

Although capricious life tore you from my calloused hands, you will live in my inner self, like a little music box, that cheers me up with its melody of love, making me remember that life is beautiful in spite of the mud that it throws in our faces.

She was, she is and will continue to be the drummer that makes me wake up in the morning, to see the sun out of the dark clouds and reflect a smile in the warm embrace of her existence.

En un día de verano llegó ella, como una brisa fresca a mi lastimada alma. Un refresco para mi cuerpo cansado y con muchos años. Se posó en mí con su vibrante entusiasmo y ganas de amar.

Ella fue quien rejuveneció mi corazón, que ya no palpitaba de emoción sino para sobrevivir. Acarició cada fibra del motor palpitante con su amor y cuidado.

Ella fue quien desde sus ojos llenos de vida y alegría, inyectó en mi pesada existencia una nueva visión del mundo, más esperanzadora, más optimista y llena de amor.

En el momento en que mis dedos tocaron su suave epidermis de tono canela, no fui dueño de mi destino. Quedé a merced de la tormenta de su pasión y el arrollador fuego de besos.

Ella fue quien puso en mí, una necesidad fija de nadar en sus corrientes, ahogarme en su dulce líquido de ternuras y cursilerías que iban floreciendo en mi aparente corazón de piedra.

Ella moldeo mi esperanza de amor con cada sonrisa, picardía y aire fresco de juventud. Una medicina que llegó justo al alma, que resucitó como Jesús al tercer día y se elevó a los cielos de la verdadera felicidad.

Poco a poco fue mellando mi resistencia a lo irresistible. Me transforme en un pequeño pajarito, que cantaba de amor al son de la voz de quién fue mi dueña y en su palma me tenía, como un presidiario, sin escape, sin necesidad de volar, si no es con ella.

Ella fue que como un amuleto de la suerte, llegó para cambiarlo todo, desde los cimientos raizados, hasta los deseos de amar y ser amado. Nunca pensé que este hábito de convirtiera en una forma de vivir, extendiendo el sabor de la existencia, más allá el cansancio, más allá de la vida.

Ella fue como un ciento de pájaros volando, en un cielo oscuro, con nubes grises, cargadas de lamentos salinos. El sol de tu amor se extiende por el infinito sentimental, casi de eones, casi de besos sostenidos en el tiempo.

Agradezco a un Dios sangrante, por haber convertido a este lobo rebelde, en una oveja apacible con la mirada llena de ilusiones y sueños, sueños de realidades con más fe y esperanza, en una realidad parca y que va matando poco a poco el espíritu desalentado.

Ella es... Ella fue... Ella seguirá siendo un ser que habite con su cálida mirada el equinoccio de mi vida y el fin extinguido de mi próximo futuro.

Ella es... Ella fue... Ella seguirá siendo esa sabiduría de amor que llegó como una tormenta de sentimientos a mi vida, para cambiarla, para hacerla más vivible, más amable, más sublime.

Aquel retrato de tu presencia, sentada en aquella banca de cedro, y un abanico de amor moviéndose al vaivén de tu alegría, será mi prontuario anotado en cada fibra de mí ser, en cada algoritmo del ADN de la esencia que fundó mi humanidad, ante los ojos abyectos de la vida.

Ella fue aquel soplo de vida que bailo en mis labios con su esencia a frambuesa. Quien dio vida a los cuentos de hadas. Quien significó una dosis de alegría en un corazón cansado. Quien me levantó de una póstuma cama sepulcral, hacia la resurrección de una vida en la belleza de amor.

Aunque la vida caprichosa te arrancó de mis manos callosas, vivirás en mis adentros, como una cajita de música, que me alegra con su melodía de amor, haciéndome recordar que la vida es bella a pesar del lodo que nos tira en el rostro.

Ella fue, ella es y seguirá siendo la batería que me hace levantar por las mañana, a ver el sol de entre los nubarrones oscuros y reflejar una sonrisa en el cálido abrazo de su existencia.