Un tercio de mis pacientes son personas migrantes. Este hecho me ha permitido conocer los movimientos migratorios desde diferentes perspectivas y lugares. He podido notar cómo estos cambios impactan una vida humana, la afectan y transforman.
En sesión, estos pacientes traen pedazos de sus historias que les aquejan, la migración siempre aparece por algún lado. Es común que yo acompañe a estas personas luego del viaje en sí mismo, el antes y el durante es a veces tan caótico, priritariamente físico, entonces la mente suele pasar a un segundo plano. No es lo que recomiendo, pero sucede. En mi propia experiencia personal, recuerdo la última sesión de psicoterapia que tuve con mi psicóloga en Venezuela, y la primera sesión que tuvimos acá. Es un recuerdo leve, principalmente emocional, pero sin duda fue un apoyo importante, saber que una de las pocas cosas seguras que tenía en mi vida era esa sesión.
Mis pacientes que han emigrado son diferentes entre sí, en edad, género, recursos personales y famiiares. También el tiempo que llevan en ese país, los países que han recorrido, y el duelo migratorio, en sí mismo, es distinto. Pero para todos, y como mínimo en una sesión, aparece la migración como una cicatriz (o una herida). Es parte de su historia, es parte de lo que ha vivido su cuerpo, y por supuesto, es parte de su proceso psicoterápeutico, según lo que necesite para el momento en el que nos vemos.
La cercanía con estas historias me ha enseñado un par de cosas, que pienso puede enricernos a todos, los que hemos migrado, los que tenemos familiares migrantes y los que vemos la migración a través de otras personas.
La migración no ocurre en un único día: La migración es un proceso, como dije, de antes, durante y después. Empieza en el imaginario y, en algún punto, después de atravesar diferentes trámites, decisiones, documentos y acuerdos, tienes el pie puesto en otro país. Y con ese día, (o días) del viaje no concluye la migración, apenas empieza, pero en sentido contrario. Establecerse también implica trámites, decisiones, documentos y acuerdos, más toda la experiencia de adaptarse.
La migración no se ve igual para todos. No existen procesos migratorios "fáciles" o "díficiles", todos son diferentes y todos involucran múltiples pérdidas. La vivencia de estas pérdidas dependerá de diferentes factores, internos y externos.
La migración impacta el sentido de pertenencia: La sensación de "no pertenecer" a ningún lado es común, sobre todo, al inicio. En terapia nos encargamos de normalizar esta experiencia y trabajamos en la creación de un sentido de pertenencia flexible, donde se puedan integrar elementos de ambos países.
Hay días en los que ser migrante es más díficil que otros: Los días de trámites, las fechas especiales, la navidad, los días de experiencias difíciles en el nuevo país (rechazo, exclusión, o las veces en las que se acentúan las diferencias). Incluso, un día cualquiera puede ser particularmente más difícil que otros. Y eso es parte de...
Estos son solo algunos de los aprendizajes que he adquirido en mi experiencia acompañando a personas que han decidido cambiar de país, "trasplantarse", para construir algo nuevo. Son procesos dolorosos, sí, pero profundamente transformadores.
One third of my patients are migrants. This fact has allowed me to learn about migratory movements from different perspectives and places. I have been able to notice how these changes impact a human life, affect and transform it.
In session, these patients bring pieces of their stories that afflict them, migration always appears somewhere. It is common for me to accompany these people after the journey itself, the before and during is sometimes so chaotic, priritually physical, then the mind often takes a back seat. It's not what I recommend, but it happens. In my own personal experience, I remember the last psychotherapy session I had with my psychologist in Venezuela, and the first session we had here. It is a slight memory, mainly emotional, but it was certainly an important support, knowing that one of the few safe things I had in my life was that session.
My patients who have emigrated are different from each other, in age, gender, personal and family resources. Also the length of time they have been in that country, the countries they have traveled, and the migratory grief, in itself, is different. But for all of them, and at least in one session, migration appears as a scar (or a wound). It is part of their history, it is part of what their body has experienced, and of course, it is part of their psychotherapeutic process, depending on what they need for the moment in which we meet.
The closeness with these stories has taught me a couple of things, which I think can enrich all of us, those of us who have migrated, those of us who have migrant relatives and those of us who see migration through other people.
Migration does not happen in a single day: Migration is a process, as I said, before, during and after. It starts in the imagination and, at some point, after going through different procedures, decisions, documents and agreements, you have your foot in another country. And with that day (or days) of the trip, migration does not end, it just begins, but in the opposite direction. Settling down also implies procedures, decisions, documents and agreements, plus the whole experience of adapting.
Migration does not look the same for everyone. There are no “easy” or “difficult” migration processes, all are different and all involve multiple losses. The experience of these losses will depend on different internal and external factors.
Migration impacts the sense of belonging: The feeling of “not belonging” anywhere is common, especially at the beginning. In therapy we take care of normalizing this experience and work on creating a flexible sense of belonging, where elements from both countries can be integrated.
There are days when being a migrant is more difficult than others: Paperwork days, special dates, Christmas, days of difficult experiences in the new country (rejection, exclusion, or times when differences are accentuated). Any given day may even be particularly more difficult than others. And that's part of...
These are just some of the lessons I have learned in my experience accompanying people who have decided to change their country, to “transplant” themselves in order to build something new. They are painful processes, yes, but deeply transforming.
Todas las imágenes de esta publicación son de mi autoría, editadas en snapseed. El contenido también es original y propio.
All images in this post are my own, edited in snapseed. The content is also original and mine.
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La migración es un fenómeno social que ha impacto sobre millones de familias en todo el mundo. En Cuba, ahora mismo, tiene una gran influencia en las familias, en tanto, separaciones, tristezas, niños alejados de sus padres en fin, un caos que prepondera y destruye el espíritu humano.