A veces se nos hace más fácil cumplir con un compromiso que hemos hecho con otra persona que cumplir con un compromiso que nos hemos hecho a nosotros mismos. Tememos fallarle al otro porque sentimos vergüenza de no cumplir con nuestra palabra, nos preocupa quedar mal, que se dañe la confianza o que ya no crean en nosotros. Sin embargo, como todas las reglas que dirigen nuestra vida, algunas serán más flexibles y cambiantes en comparación con otras. Solemos interpretar cada situación, en parte, a conveniencia. Y es por ese mismo motivo que podemos darle más importancia a los compromisos que hacemos con los otros: asistir a una reunión, participar en un trabajo colaborativo, cumplir con una fecha límite, realizar día tras día una actvidad que nos acerca a un objetivo grupal específico, etcétera. Cuando se trata de nosotros mismos, allí podemos llegar a plantearnos cientos de excusas, por ejemplo:
El problema no es tanto el de posponer o postergar las actividades que nos gustaría hacer, eso quizás es lo de menos. De hecho, en muchas oportunidades será saludable ser flexibles con nosotros mismos, reconocer que no podremos con todo al mismo tiempo y que algunas veces tendremos que decirnos "lo puedo hacer luego, mañana continúo con lo que me he propuesto".
El problema quizás se presenta cuando repetidamente nos fallamos de alguna forma, restándole importancia a nuestras necesidades, intereses, planes y metas del mediano y largo plazo. Si esto nos ocurre una, dos, tres veces, ser compasivo con uno mismo es el mejor camino para no saturnarnos entonces en el otro extremo, el de la excesiva autoexigencia. Pero, cuando nos quedamos en este lugar en el que no logramos avanzar mucho más, llegamos a recriminarnos y a sentir una culpa nada agradable, por una razón principalmente: Nuestra autoestima se ve afectada y nos cuesta mucho confiar en nosotros mismos.
Velo de esta manera. Si alguien te ha prometido algo y no lo cumple, ¿cómo te sentirías? ¿Cómo verías de aquí en adelante a esa persona? Lo mismo podría estar ocurriendo contigo. Si constantemente te dejas de lado y no cumples contigo mism@ la percepción que tienes de ti se verá afectada. Por eso, una de las primeras tareas cuando trabajamos en autoestima es que la persona pueda cumplir, pasito a pasito, con lo que quiere, necesita y se ha propuesto como objetivo.
Sometimes it becomes easier for us to fulfill a commitment we have made to another person than to fulfill a commitment we have made to ourselves. We fear failing the other person because we feel ashamed of not keeping our word, we worry that we will look bad, that trust will be damaged or that they will no longer believe in us. However, like all rules that govern our lives, some will be more flexible and changing compared to others. We tend to interpret each situation, in part, to suit ourselves. And it is for that very reason that we may give more importance to the commitments we make to others: to attend a meeting, to participate in a collaborative work, to meet a deadline, to perform day after day an activity that brings us closer to a specific group goal, and so on. When it comes to ourselves, we can come up with hundreds of excuses, for example:
The problem is not so much that of postponing or postponing the activities we would like to do, that is perhaps the least of it. In fact, in many opportunities it will be healthy to be flexible with ourselves, to recognize that we will not be able to do everything at the same time and that sometimes we will have to say to ourselves “I can do it later, tomorrow I will continue with what I have proposed”.
The problem perhaps arises when we repeatedly fail ourselves in some way, downplaying the importance of our needs, interests, plans and goals for the medium and long term. If this happens once, twice, three times, being compassionate with oneself is the best way to avoid saturating ourselves at the other extreme, that of excessive self-demand. But, when we stay in this place where we do not manage to advance much more, we come to recriminate ourselves and feel a not very pleasant guilt, mainly for one reason: Our self-esteem is affected and we have a hard time trusting ourselves.
Look at it this way. If someone has promised you something and doesn't keep it, how would you feel? How would you see that person from now on? The same could be happening with you. If you constantly let yourself down and don't deliver for yourself, your perception of yourself will be affected. Therefore, one of the first tasks when we work on self-esteem is that the person can fulfill, step by step, with what he/she wants, needs and has set as a goal.
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