We all know that Democracy was born in Athens quite some time ago (5th century BC), and that back then it was direct—that is, citizens themselves participated in decision-making.
At that time, not everyone was considered a citizen, unlike today when citizenship is automatically granted by birthright or bloodline.
In most countries around the world, anyone—regardless of social, cultural, or educational background—can access the democratic system. This is positive from the standpoint of equality and civil rights, but detrimental to Democracy itself.
Let me use my country, Paraguay, as an example. Here we have a Representative Democracy, meaning we elect representatives to carry out legislative functions.
After enduring one of the longest dictatorships in the world—35 years—the arrival of Democracy was, in theory, a positive change.
But appearances are often deceiving, and today we live under a Parliamentary Dictatorship, where a ruling majority, joined by mercenaries from other political parties, has complete freedom to decide and pass the most outrageous laws imaginable. Yet they are legal.
Thus, when Democracy is representative and corruption, influence peddling, and organized crime infiltrate the legislative and judicial systems, we can no longer call it Democracy.
In Paraguay, according to the National Constitution, any citizen can be elected to public office. Pure Democracy, right? But this has led to the worst individuals being elected to Congress.
This assessment is not based on cultural or academic criteria, but on ethical and moral grounds. Many of today’s Deputies and Senators have records of embezzlement, corruption, nepotism, poor performance in public office—and yes, many are also functional illiterates, some of whom hold university degrees of questionable origin.
This happened thanks to Democracy, and thanks to the long Dictatorship that normalized corruption and illegality. The first elected president in Paraguay’s democratic era, General Andrés Rodríguez (+), was one of the country’s first drug traffickers, who ran Paraguay’s drug trade. The DEA, CIA, and FBI knew it, but who knows what deal was made to whitewash him.
Since then, Democracy in Paraguay has been merely theoretical, because each parliamentarian aligned with the current government is either an active criminal or has been bought to vote according to the interests of the shadow President—the one who financed the current president’s campaign, who is merely a façade.
So, the only thing I can say is that representative “Democracy” in my country has only served to impoverish the average Paraguayan. Here, there are two castes: ordinary Paraguayans with no political ties, and those who do. The former are the ones who, through their labor, sustain the corrupt and privileged structure to which the latter belong.
What other system could improve this country? It’s hard to imagine, since this nation is contaminated with the germ of corruption from its very foundations. A case in point is the latest scandal in the public exams for the teaching bank: exams were annulled due to proven irregularities—in other words, the applicants cheated.
If those are the ones responsible for educating future generations, what can we expect from politicians?
Todos sabemos que la Democracia nació en Atenas hace bastante tiempo (siglo V a.C.) y que en aquel entonces era directa, es decir, los propios ciudadanos participaban de las decisiones.
En aquella época, no todos eran considerados ciudadanos, como en estos tiempos en los que por derecho de nacimiento o de sangre se accede a la ciudadanía de forma automática.
Es decir, en la mayoría de países del mundo, cualquier persona sin importar su condición social, cultural o educativa, puede acceder al sistema democrático, lo cual es positivo desde el punto de vista de la igualdad y derechos civiles, pero malo para la Democracia.
Pondré de ejemplo a mi país, Paraguay, en el que tenemos una Democracia Representativa, es decir, se eligen representantes para ejercer las funciones legislativas.
Después de que el país tuviera una de las dictaduras más largas del mundo, 35 años, la llegada de la Democracia en teoría fue un cambio positivo.
Pero las apariencias engañan, casi siempre, y actualmente vivimos en una Dictadura Parlamentaria, en la que una mayoría oficialista acompañada de mercenarios de otros partidos políticos, tienen completa libertad de decidir y dictar las leyes más aberrantes que uno pudiera imaginar. Pero son legales.
Es así, que cuando la Democracia es representativa, e impera la corrupción, el tráfico de influencias y una incidencia del crimen organizado dentro del mismo sistema legislativo y judicial, no podemos llamarla Democracia.
En Paraguay, según la Constitución Nacional, cualquier ciudadano puede ser electo para cargos públicos. ¿Democracia pura, no? Pero esto ocasionó que las peores personas llegaran a ser electas para el Congreso.
La calificación no es desde el punto de vista cultural o académico, sino desde el punto de vista ético y moral. Muchos de los hoy Diputados o Senadores, tienen antecedentes de malversación de fondos, actos de corrupción, nepotismo, mal desempeño de sus funciones en cargos públicos, y sí, también muchos son adicionalmente analfabetos funcionales, algunos de los cuales ostentan títulos universitarios de dudoso origen.
Esto sucedió gracias a la Democracia, y gracias a la larga Dictadura que permitió que la corrupción y la ilegalidad fueran la norma. El primer presidente electo en la era democrática del Paraguay, el General Andrés Rodríguez (+) , fue uno de los primeros narcotraficantes del país, que dirigía el tráfico de drogas en Paraguay. La DEA, la CIA, el FBI lo sabían, pero quién sabe que trato habrán hecho para ser blanqueado.
Desde ese momento, la Democracia en Paraguay es sólo aparente, en la teoría, porque cada uno de los parlamentarios que está alineado al Gobierno actual, o son delincuentes activos, o son comprados para votar de acuerdo a los intereses del Presidente en las sombras, el que financió la campaña política del actual presidente que es sólo una fachada.
Entonces, lo único que puedo decir, es que la "Democracia" representativa en mi país, lo único que hizo fue empobrecer al paraguayo común, porque aquí existen dos castas: los paraguayos comunes que no tienen vínculos con la política, y los que sí. Los primeros son los que mantienen con su trabajo a la estructura corrupta y privilegiada a la que pertenecen los segundos.
Qué otro sistema podría cambiar para mejor este país... Es difícil imaginarlo, ya que este país está contaminado con el germen de la corrupción desde sus cimientos, botón de muestra es el último escándalo en los exámenes públicos para el banco de docentes: se anularon exámenes por comprobarse irregularidades, es decir, los postulantes hicieron trampa.
¿Si así son los encargados de formar a las nuevas generaciones, qué podemos exigir a los políticos?
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