Hoy quiero contarte algo que me hizo pensar profundamente. Es una historia que, aunque muy antigua, tiene mucho que ver con lo que pasa todos los días en nuestras vidas.
Es la historia de Caín y Abel, dos hermanos que, por una razón u otra, terminaron muy distantes el uno del otro. Pero no fue solo una cuestión de relaciones fraternas, sino algo mucho más profundo. Un asunto de corazones, de actitudes y de cómo, a veces, nuestras acciones no reflejan lo que realmente pensamos o sentimos.
En el libro de Génesis, capítulo 4, leemos que Caín y Abel, los hijos de Adán y Eva, decidieron hacer una ofrenda a Dios.
Abel, el pastor, ofreció lo mejor de sus ovejas, los primogénitos, los más gordos, los más saludables. Por otro lado, Caín, el agricultor, dio algo de la cosecha que había recogido de la tierra. A simple vista, las dos ofrendas eran válidas, ¿cierto?, al final, ambos estaban ofreciendo lo que tenían.
Pero ahí es donde comienza la historia. Dios miró con agrado la ofrenda de Abel mas no la de Caín.
Today I want to tell you something that made me think deeply. It is a story that, although very old, has a lot to do with what happens every day in our lives.
It is the story of Cain and Abel, two brothers who, for one reason or another, ended up very distant from each other. But it was not just a matter of fraternal relationships, but something much deeper. A matter of hearts, of attitudes and of how, sometimes, our actions do not reflect what we really think or feel.
In the book of Genesis, chapter 4, we read that Cain and Abel, the sons of Adam and Eve, decided to make an offering to God.
Abel, the shepherd, offered the best of his sheep, the firstborn, the fattest, the healthiest. On the other hand, Cain, the farmer, gave some of the harvest he had collected from the earth. On the surface, both offerings were valid, right? In the end, they were both offering what they had.
But that's where the story begins. God looked with favor on Abel's offering but not on Cain's.
No era lo mejor, ni lo primero. Era un "suficiente"
It wasn't the best, nor the first. It was "enough"
Y aquí me detuve. ¿Por qué Dios no aceptó la ofrenda de Caín? ¿Qué tenía de malo lo que Caín había traído? La diferencia no estaba en la ofrenda en sí, sino en la actitud con la que fue presentada.
Abel, según nos dice la Biblia, ofreció lo mejor que tenía, lo primero, lo más valioso. Y no solo eso, lo hizo con fe. ¿Te has detenido a pensar en eso?.
Abel no solo trajo lo mejor de su rebaño, sino que también trajo su corazón ante Dios. Abel entendía que, al darle lo mejor, estaba reconociendo la grandeza de Dios, su dependencia de Él, su gratitud. Era un acto de confianza total.
Caín, por otro lado, no hizo lo mismo. La Escritura no nos dice exactamente qué ofreció, pero sí nos habla de la actitud con la que lo hizo. No era lo mejor, ni lo primero. Era un "suficiente". Algo que, tal vez, no le dolía mucho dejar ir. No se trataba solo de lo que le dio a Dios, sino de lo que había en su corazón.
And here I stopped. Why didn't God accept Cain's offering? What was wrong with what Cain had brought? The difference was not in the offering itself, but in the attitude with which it was presented.
Abel, according to what the Bible tells us, offered the best he had, the first, the most valuable. And not only that, he did it with faith. Have you stopped to think about that?
Abel not only brought the best of his flock, but he also brought his heart before God. Abel understood that, by giving him the best, he was recognizing God's greatness, his dependence on Him, his gratitude. It was an act of total trust.
Cain, on the other hand, did not do the same. Scripture does not tell us exactly what he offered, but it does tell us about the attitude with which he did it. It was not the best, nor the first. It was "enough." Something that, perhaps, did not hurt him much to let go. It wasn't just about what he gave to God, but what was in his heart.
¿Sabes qué? A veces, sin darnos cuenta, somos como Caín. Hacemos lo justo para cumplir, entregamos lo mínimo en nuestras relaciones, en nuestro trabajo, en nuestra fe.
Decimos "Aquí tienes", pero sin convicción, sin amor genuino, sin esfuerzo real. Nos volvemos mecánicos, indiferentes, dando a los demás migajas de tiempo, de atención, de compasión.
Pero, ¿y si en lugar de eso eligiéramos dar lo mejor? ¿Si en cada acción, en cada encuentro, reflejáramos un corazón sincero y comprometido?
Y como si eso no fuera suficiente, Caín reaccionó de una forma que me recuerda mucho a lo que nos pasa a veces cuando algo no sale como esperamos. En lugar de preguntarse por qué su ofrenda no fue aceptada, Caín se enojó. Se llenó de celos, de ira, y en lugar de arrepentirse o buscar una manera de mejorar dejó que esos sentimientos lo dominaran.
No corrigió su actitud, y eso lo llevó a tomar una decisión fatal: matar a su hermano Abel.
You know what? Sometimes, without realizing it, we are like Cain. We do just enough to get by, we give the bare minimum in our relationships, in our work, in our faith.
We say "Here you go," but without conviction, without genuine love, without real effort. We become mechanical, indifferent, giving others crumbs of time, attention, compassion.
But what if instead we chose to give our best? If in every action, in every encounter, we reflected a sincere and committed heart?
And as if that were not enough, Cain reacted in a way that reminds me a lot of what happens to us sometimes when something does not go as we expect. Instead of asking himself why his offering was not accepted, Cain became angry. He was filled with jealousy, anger, and instead of repenting or looking for a way to improve, he let those feelings dominate him.
He did not correct his attitude, and that led him to make a fatal decision: to kill his brother Abel.
...y eso lo llevó a tomar una decisión fatal"
...and that led him to make a fatal decision
Lo que me sorprende aquí es que Dios, en su infinita misericordia, le dio una oportunidad a Caín. Le dijo, “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta”. Pero Caín, cegado por su orgullo y su enojo, no lo escuchó. Y ese pecado lo arrastró hacia algo mucho peor.
Hoy, tal vez no estemos ofreciendo ofrendas en un altar, pero sí ofrecemos algo todos los días. Ofrecemos nuestras decisiones, nuestras acciones, nuestro tiempo, nuestras palabras.
Quizás Dios no está tan preocupado por lo que hacemos por fuera, sino por lo que tenemos en el corazón. Como dijo Jesús en Mateo 15:8: “Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”, se refería a una ofrenda vacía.
Él quiere menos palabras, desea que cada día reflejemos nuestra entrega sincera en cómo amamos, servimos y vivimos. Que nuestra fe no sea solo una declaración, sino una forma de relacionarnos con Él y con los demás, dando lo mejor de nosotros en cada paso.
Así que, la próxima vez que tomes una decisión, grande o pequeña, pregúntate: ¿Estoy ofreciendo lo mejor de mí? ¿Estoy actuando con un corazón sincero? o ¿estoy simplemente cumpliendo con lo mínimo?.
Recuerda que, al final, no se trata de lo que damos sino de cómo lo damos.
What surprises me here is that God, in his infinite mercy, gave Cain a chance. He said, “If you do well, will you not be accepted? And if you do not do well, sin lies at the door.” But Cain, blinded by his pride and anger, did not listen. And that sin dragged him into something much worse.
Today, we may not be offering offerings on an altar, but we do offer something every day. We offer our decisions, our actions, our time, our words.
Maybe God is not so concerned about what we do on the outside, but about what we have in our hearts. As Jesus said in Matthew 15:8, “This people honors me with their lips, but their heart is far from me,” referring to an empty offering.
He wants fewer words, He wants us to reflect our sincere giving every day in how we love, serve and live. May our faith not just be a declaration, but a way of relating to Him and to others, giving our best at every step.
So, the next time you make a decision, big or small, ask yourself: Am I giving my best? Am I acting with a sincere heart? Or am I just doing the bare minimum?
Remember that, in the end, it is not about what we give but how we give it.