Todo lo que conocemos hasta este momento serán lugares cómodos para estar, sin importar si son lugares más o menos agradables. Se puede llegar a experimentar una sensación de tranquilidad y calma cuando lo que nos rodea, las actividades que realizamos, las personas que frecuentamos son las mismas de ayer, antes de ayer y de hace un año. Es natural esta sensación de comodidad, pues sabemos qué esperar y que no, y también cómo desenvolvernos en estos espacios. Insisto, nos gusten poco o mucho. Y recalco esto pues se puede estar en una zona de comodidad en un ambiente laboral sumamente estresante, por ejemplo. Lo veía hoy en un video corto en redes sociales, la experiencia compartida con una usuaria que decía: "Lo único que podría ser peor que mi trabajo actual sería cambiar de trabajo y tener que ser nueva, nuevamente, en un trabajo distinto".
Tiene sentido que los cambios atemoricen un poco, y que por momentos nos querramos aferrar a todo lo que nos es habitual. Adaptarnos a nuevas situaciones nos obliga a poner en marcha una serie de recursos que no siempre tenemos disponibles, o que, de hecho, algunas veces sencillamente no queremos/no podemos usar. Por ejemplo, las situaciones complejas son parte de la vida y todos pasaremos por ellas en algún momento determinado. Pero quizás, precisamente durante ese episodio que de por sí puede ser debilitante y desgastante a nivel emocional, no sea tan buena idea experimentar con grandes cambios y ajustes, los cuales podrían afectar aún más nuestros estados afectivos... Estas no sulen ser decisiones conscientes que tomamos pero sí que es verdad que algunos mecanismos que usamos para aliviar el dolor nos conectan mucho con esos aspectos conocidos de los que hablaba anteriormente: compartir más tiempo con amigos de confianza, practicar tu hobby favorito o ver el Confort TV show, ese que ya has repetido cientos de veces y te sigue pareciendo divertido...
Es importante tener claridad sobre el siguiente asunto: Crecer puede implicar la pérdida de ese lugar de comodidad al que nos hemos acostumbrado. Cuando sabemos esto desde el inicio podremos prepararnos mentalmente para asumir las consecuencias de los cambios que van de la mano con el crecimiento: enfrentarnos a situaciones en las cuales no sabemos bien cómo desenvolvernos; ser novatos, e incluso realmente malos, en alguna actividad; la presencia de conflicto entre las ideas preconcebidas y el nuevo mundo que nos rodea, lo que nos invita a reflexionar y cuestionar nuestras creencias; probablemente un aumento de sensaciones displacenteras, que se aceptan y toleran, a fin de cuentas, pensando en el objetivo final: vergüenza, cansancio, tristeza, incertidumbre...
No romanticemos la salida de la zona de confort y cuando nos atrevamos a dar ese paso fuera de lo conocido, tengamos claro el por qué hemos decidido hacerlo. Probablemente no será un camino sencillo de atravesar, pero el cambio de afuera termina repercutiendo enormemente en los cambios que se desarrollan en lo interno. No hacen falta las polarizaciones, podemos tener lugares seguros, los cuales visitar cuando así lo deseemos y, al mismo tiempo, desarrollarnos en las oportunidades que nos brinda lo desconocido, lo nuevo.
Everything we know up to this point will be comfortable places to be, regardless of whether they are more or less pleasant places. One can come to experience a sense of tranquility and calm when what surrounds us, the activities we do, the people we frequent are the same as they were yesterday, the day before yesterday and a year ago. This feeling of comfort is natural, because we know what to expect and what not to expect, and also how to manage in these spaces. I insist, whether we like them a little or a lot. And I emphasize this because it is possible to be in a comfort zone in a highly stressful work environment, for example. I saw it today in a short video on social networks, the experience shared with a user who said: “The only thing that could be worse than my current job would be to change jobs and have to be new, again, in a different job”.
It makes sense that change can be a bit scary, and that at times we may want to hold on to everything we are used to. Adapting to new situations requires us to bring into play a number of resources that we don't always have available, or in fact, sometimes we simply don't want to/can't use. For example, complex situations are part of life and we will all go through them at some point. But perhaps, precisely during that episode which in itself can be debilitating and emotionally draining, it is not such a good idea to experiment with major changes and adjustments, which could further affect our emotional states.... These may not be conscious decisions we make, but it is true that some mechanisms we use to alleviate pain connect us a lot with those familiar aspects I was talking about before: sharing more time with trusted friends, practicing your favorite hobby or watching the Comfort TV show, the one you have already repeated hundreds of times and you still find funny...
It is important to be clear about the following issue: Growing up can mean losing that place of comfort to which we have become accustomed. When we know this from the beginning we can prepare ourselves mentally to assume the consequences of the changes that go hand in hand with growth: facing situations in which we do not know how to manage; being novices, and even really bad, in some activity; the presence of conflict between preconceived ideas and the new world around us, which invites us to reflect and question our beliefs; probably an increase of unpleasant sensations, which are accepted and tolerated, after all, thinking about the ultimate goal: embarrassment, tiredness, sadness, uncertainty. ..
We do not romanticize the exit from the comfort zone and when we dare to take that step out of the known, we must be clear about why we have decided to do it. It will probably not be an easy road to go through, but the change on the outside will have a great impact on the changes that take place on the inside. There is no need for polarizations, we can have safe places to visit when we wish and, at the same time, develop ourselves in the opportunities that the unknown, the new, offers us.
Todas las imágenes de esta publicación son de mi autoría, editadas en snapseed y canva. El contenido también es original y propio.
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Hola @sofiaquino98.
Saludos a ti y todos los tuyos. Ausente de tus publicaciones en estos días de inconformidad continental para tantos de nosotros y de quienes atraviesan la tormenta. Es increíble como la distancia que me parecía una protección, solo resulta en una cierta libertad de expresarme sin morderme la lengua, pero continúa afectándome cuanto sucede en la tierra que cobija mis raíces.
El confort presente tiene gusto a hiel con cada noticia compartida por familiares y amigos, incluso por desconocidos y aunque no me falte el agua, la luz, el gas, el Internet. Siento coraje y rabia cada vez que me llegan noticias duras y aunque pueda echar una mano en lo económico, temo que en algún momento no sea suficiente.
Abrazos a todos, se les quiere mucho.
Es difícil salir de esa zona de confort, nos sentimos tan cómodos, que cuando pensamos en hacer algo diferente, nos cuesta, que te lo digo yo, que paso por eso, todo el tiempo, solo pido a Dios que me dé ese valor que necesito para atreverme y cambiar lo que tengo que cambiar dentro de mí, y ser mejor, por mi salud y paz mental, saludos.
Salir de vez en cuando de esa zona de confort a veces nos cuesta. Saludos.
Todo cambio conlleva una consecuencia y cuando ésta no nos da seguridad, nos echamos para atrás y preferimos seguir pisando tierra firme que pisar en falso.